Minibiografias de trabajadores y empresarios vizcainos

El valor de estas minibiografias laborales transcriptas a texto no reside en la información fehaciente y contrastada de los datos aportados por cada uno de los entrevistados sino obtener una base de datos que acumule recuerdos, sensaciones, apreciaciones e interpretaciones totalmente subjetivas de un pasado reciente visto por sus protagonistas desde un enfoque actual.
Para poder ir incrementando el número de testimonios, animo a cualquier persona que quiere trasladar sus vivencias laborales durante este periodo a esta página































GENERAL ELECTRICA ESPAÑOLA, S.A.


Me llamo Constantino Perea y nací en un pueblo de Burgos el 11 de febrero de 1925. En aquellos años no estudié nada, únicamente los estudios primarios. Vine a Vizcaya a trabajar y entré en la empresa Comercial de Electricidad. Estuve un año. Luego pasé a la empresa Fibra de Vidrio. Tampoco resultó y cambié de nuevo. Me fui en 1964 a General Eléctrica Española. Conseguí entrar por mediación de una persona que me conocía.
Comencé a trabajar en el taller de montaje de motores y alternadores con un sueldo de 4.000 pesetas al mes. Con el tiempo me pusieron de oficial de tercera. La fábrica estaba en Galindo y tenía una plantilla de 5.000 trabajadores. Se dedicaba a la fabricación y reparación de motores. Cuando entré, uno de los principales trabajos era para el Metro de Madrid. Uno de nuestros principales clientes era Iberduero.
Esta empresa estaba relacionada o creo que pertenecía a la Babcock Wilcox. Desde allí nos mandaban la chapa y la carcasa para el montaje de los motores. En la General se hacía desde el motor para una máquina de afeitar hasta el más grande que puedas imaginar. Teníamos mucho trabajo, había épocas en que no teníamos suficiente potencia de luz y poníamos en funcionamiento nuestros propios generadores para no tener que parar la producción.
En Vizcaya éramos el principal fabricante de motores. Creo que únicamente había una pequeña empresa en la ribera de Deusto, llamada Elorriaga Industria Eléctrica en la que trabajaban unos doscientos operarios.
Cuando entré a trabajar los dueños habían pasado a ser los americanos, estos últimos habían comprado la mayoría de las acciones. En cuanto a la maquinaria casi toda era de procedencia alemana. Esta empresa funcionaba muy bien pero fueron los americanos los que la hundieron. Los directivos americanos iban y venían, pero en la fábrica el que mandaba era un tal Linares, descendiente de Sopuerta. Otro de los directivos era el ingeniero Julián San Sebastián.
Era una empresa en la que se trabajaba todo bajo pedido, no teníamos prácticamente stocks. Además de los clientes nacionales teníamos bastantes clientes en Latinoamérica.

CONSTRUCTORA CASTELLANOS

Mi nombre es Rafael Domínguez Jarro y nací en Jafra (Badajoz) en 1918. Vine a Vizcaya en el año 1945 y empecé a trabajar en la empresa constructor Castellanos. Empecé a trabajar en esta empresa a los 16 años. De allí pasé a la constructora Múgica. Después tuve una hernia discal y empecé a trabajar de portero en el Teatro Arriaga. En la constructora Castellanos entré a trabajar de peón, luego me hice carpintero.Luego me pusieron de oficial de primera, trabajaba como encofrador. Las jornadas eran de ocho horas, pero hacíamos diez y once horas.
Me casé en el año 1947 ganando 210 pesetas a la semana. En aquellos tiempos, en la construcción se hacía una casa con 20 ó 30 obreros. Una vez finalizada la casa todos los obreros eran despedidos. Pero en aquellas fechas no había problema, al día siguiente salías a la calle y ya tenías trabajo. En cuanto a los sindicatos, siempre estuve perteneciendo a la UGT.
La constructora tenía 20 ó 30 obreros y las oficinas estaban en la calle Navarra. Otras constructoras de Bilbao eran Múgica, Olavarria,……por lo menos, había treinta constructoras. En la constructora Castellanos el director era Isidro Castellanos

EUSKALDUNA, S.A.


Me llamo Jesús Barreras Fernández y nací en Carranza en 1917. Después de realizar estudios primarios en las escuelas de Carranza vine a Bilbao y comencé a trabajar en la empresa Euskalduna en 1940. Entré en la empresa por recomendación.
Me encargaron hacer agujeros con un taladro de viento. Comencé ganando 36 pesetas al día. En el astillero de Euskalduna trabajaban 4.500 obreros, más los de las contratas. En los años sesenta se llegaron a realizar hasta diez y once barcos al año, de 28.000 y 30.000 toneladas. Eran barcos de carga. En el año 1940 se hacían dos o tres barcos de 28.000 toneladas. En el año cincuenta y tantos se llegaron a hacer hasta diez barcos. En su mayor parte se vendían al armador griego Papalius. También se realizaron algunos barcos de pesca para Fidel Castro.
Además de los trabajadores había muchos encargados y por encima de éstos, estaban los peritos y los ingenieros. Los barcos se hacían bajo pedido de los armadores.
En la fotografia aparece un cargadero en Olaveaga, junto al Astillero de Euskalduna

LAURAK BAT

Mi nombre es José Bruno de Gana Arrondo y nací en Sondica el 21 de noviembre de 1924. Estudié maquinista naval pero no me gustaba la vida en el mar. En 1944 entré a trabajar en los Talleres GES. Estuve allí durante cinco años y luego me marché a trabajar a la empresa Laurak, S.A. hasta que me jubilé. Entré a trabajar en Laurak por un anuncio que ví en el periódico. La fábrica estaba en Zamudio. Además, el jefe de personal era amigo mío, pero no le dije nada hasta que entré.Me hicieron una prueba de ajustador, pero como tenía conocimientos de trazado y montaje no tuve problemas. Según los encargados era una prueba muy dura. En la empresa he trabajado de ajustador, montador, trazador, y de inspector. El trazador trazaba las carcasas de las reductoras para las grúas. Había que trazar piezas muy grandes y posteriormente manipularlas para que cuando entren en la máquina sepa el operario lo que tiene que hacer y como lo tiene que hacer. También trabajé como montador, montando grúas, carros y hasta una miniatura de grúa puente. Después he estado en el control de calidad. Fui uno de los primeros en trabajar como Inspector de Calidad. Tenía que revisar todas las piezas. Empezaba revisando el material que nos suministraban para ver si cumplía las especificaciones que les habíamos indicado. En caso de no cumplir las especificaciones no era capaz de poder soportar los esfuerzos a los que les sometíamos. Tenía que ser un acero que responda. Luego se mandaba mecanizar, y después del montaje, había que verificarlo todo. Esto era muy importante porque si en la máquina vendida había un fallo el responsable era el que había aceptado, es decir la persona perteneciente al Control de Calidad. Era una fábrica que no tenía fundición. Se traían las piezas y había que mecanizarlas según plano y con unas tolerancias. En los años setenta las piezas de acero se traían de Aranzabal de Vitoria, Bizinai de Asua y de Aceros de Deusto. En España éramos el fabricante de grúas con mejor calidad de toda España. En Vizcaya otros fabricantes eran Jaso y Omega de Zorroza. En Guipúzcoa había una fábrica pequeña, una tal Jaso,
La dirección de la empresa estaba a cargo de Carmelo Bilbao. Luego estuvo un tal Landajo, que estuvo unos veinte años. Después, cuando se jubiló Landajo, me pusieron a un apoderado de los bancos en la dirección, se trataba de un gallego llamado Juan de Andrés. Este último y Pedro Escudero que era el director técnico, y un jefe de personal, hundieron a Laurak.
En los años cincuenta se trabajaban diez horas, pues metíamos todos los días dos horas. Empecé ganando en LAURAK alrededor de 40 pesetas al mes.
Esta empresa tenía futuro y ahora la han hundido. Había rachas en la que han estado trabajando 18 talleres pequeños para nosotros. Nosotros hemos llegado a tener pedidos de hasta 60 grúas puente para los pabellones. Luego se cogió la patente francesa de una carretilla elevadora de almacén tipo SALEM. Se convirtió en la primera empresa de España en carretillas elevadoras. En la empresa estábamos unos trescientos trabajadores. Vendíamos a ENSIDESA, Aristrain, Aranzabal en Vitoria, a clientes de Galicia y Extremadura. Allí para los Saltos de Agua.
En cuanto a los Sindicatos, con Franco estuve en Juventudes Católicas, luego se arrimaron otros de Comisiones Obreras y pasamos a ser todos de Comisiones Obreras. Este debe ser el único caso en el mundo que un Sindicato Comunista se forma con gente de la iglesia.

BARTUREN HERMANOS

Mi nombre es Segundo Ruiz Alonso y nací en el pueblo cantabro de Barcena el 19 de enero de 1916. En aquel tiempo no se podía estudiar mucho, y al no haber futuro había que emigrar a otras zonas. Vine a Vizcaya con 14 años y comencé a trabajar en la calle Viuda de Epalza número 8. Se trataba de un almacén de suministro para barcos propiedad de Barturen Hermanos. Esta casa comercial se había creado en 1840. Entré a trabajar con dieciséis años y estuve trabajando con ellos durante 20 años. Entré a trabajar en este almacén por mediación de una señora de Santander que conocía a José Luis Barturen Múgica. Me pusieron de pinche para llevar los recados. Estando en el almacén de los Barturen pude sacar el carnet de conducir. Me lo pagaron ellos y costó cuatrocientas pesetas. Lo saqué en la Autoescuela Barcelona de la Gran Vía. Me pusieron una furgoneta Opel de 1.000 kilos. La furgoneta la compraron en el año 1935 y les costó 11.000 pesetas. La matrícula era BI-12.665. Cuando la guerra la decomisaron, pero luego la devolvieron.
Era una tienda de ultramarinos al por mayor y al por menor. Aquí venían barcos pesqueros y de cabotaje. Los Barturen tenían muchas exclusivas en cuanto al suministro de los barcos. Los mayordomos de los barcos venían con el pedido a la casa de los Barturen.
Yo era mozo de almacén y repartía los pedidos por las casas de las Siete Calles. En cuanto al aprovisionamiento de los barcos teníamos que ir con el suministro hasta Santurce, Axpe, o Erandio. Otras veces no encargaban realizar el aprovisionamiento mientras que los barcos se estaban reparando en los Astilleros Sestao, o en Euskalduna. Eran barcos de la Naviera Aznar, CAMPSA, Naviera Vizcaína, Naviera Nervión,.....Dedicados también al aprovisionamiento de los barcos había en Bilbao el Almacén de José Ahedo que suministraba a la Transmediterranea y la casa comercial de Egaña. En Santurce estaba el negocio dedicado a la fruta de Calpela. En Erandio estaba el almacén de Murua dedicado al aprovisionamiento de pescado y el de Haramburu.
Entraba a trabajar a las nueve de la mañana y estaba hasta la una, luego por la tarde, el horario era de cuatro a ocho. Esto cuando hacía el reparto por Bilbao. Pero cuando nos tocaba realizar el aprovisionamiento a los barcos estaba todo el día por Sestao y Santurce.
Comencé ganando un duro al mes en el año 1943. En el almacén estábamos siete, incluidos los dos hermanos Barturen. Cuando necesitamos gente para realizar el aprovisionamiento de los barcos solíamos coger gente de Uribitarte.
Después de la Guerra, cuando el racionamiento, todo estaba intervenido por el Estado. La patata por ejemplo la teníamos que comprar por mediación del Estado. Nos autorizaban, por ejemplo, diez toneladas, unicamente. El arroz, lo mismo, dos toneladas, y así con todo, azúcar, tocino.......Todo estaba intervenido. En los barcos había lo que se llamaba la Colectiva, la Libreta Colectiva de Abordo. Si el barco tenía 18 tripulantes, en la Colectiva debían figurar 18 tripulantes. Al figurar esos tripulantes y sellarlo la Comandancia de Marina en el Mercado de Abastos nos daban por cada tripulante cien gramos de arroz, tres kilos de patatas...
Después cuando desapareció el racionamiento se compraba la mercancía directamente a algunos productores. Los barcos Urbasa, Urala, Umbe,..y otros que llevaban mucho pasaje y mucha tripulación, los mayordomos nos llegaban a comprar quinientas cajas de cognac.
Los mejores años para el negocio fueron los años sesenta. Cuando aquello la gente venía a Vizcaya de todas las provincias de España. Aparecían en la Estación del Norte con el traje de pana y una maleta. Todos venían buscando trabajo y un mejor porvenir.

BILBAINA DE MONTAJES METALICOS, S.A.

Soy bilbaíno, de Olaveaga. Nací el 21 de febrero de 1929 y me pusieron de nombre Fortunato Arribas Arribas. Empecé a trabajar como aprendiz en el Astillero de Euskalduna. Me cogieron en la Escuela de Aprendices de Euskalduna. Como aprendiz comencé ganando tres pesetas cincuenta al día. Luego me hicieron oficial de tercera y me comenzaron a pagar diecisiete pesetas al día. Pero tuve que dejarlo todo para ir a la mili, y después, a la vuelta, no quise ir a Euskalduna. Después de ver un anuncio en el periódico me marché a hacer una prueba a la empresa Bilbaína de Montajes. Esta empresa tenía las oficinas en la calle Huertas de la Villa. Se había creado en 1952 por Luis Fernando Zayas Goyarrola, Luis León, Alfonso Ybarra Gorbeña, Fernando Serrano y Gabriel Zayas Goyarrola. Se creó con un capital de 850.000 pesetas.
Era una empresa que tenía mucha mano de obra rotante. De los 200 obreros, únicamente tenía unos 100 fijos trabajando. Me mandaron a trabajar a Asturias en el montaje de unos pabellones que se estaba construyendo por la empresa siderúrgica Duro Felguera. Nos tiramos tres años trabajando allí, en el montaje de aquello. A comienzos de los años cincuenta ganaba aproximadamente seiscientas pesetas a la semana. Montábamos de todo, naves y pabellones en Altos Hornos de Vizcaya, en La Naval, en todas las grandes empresas. Nosotros llevábamos de todo, grúas, camiones, plumas,...de todo. De todas formas, era un trabajo muy peligroso. Se trabajaba con muy poca seguridad. Estuvimos una temporada trabajando en una presa de Galicia y allí moría gente como escombro.
Después de lo Asturias comenzamos a montar una fábrica en Axpe (Erandio) propiedad de la empresa Metalquímica. Después de trabajar en el montaje de estos pabellones me dieron la opción de poderme quedar a trabajar allí. Debido a que no estaba ya por la labor de andar de aquí para allá me decidí por quedarme fijo en Metalquímica.

EXPLOTADORA DE MINAS S.A.

Mi nombre es Manuel Landín Sáez y nací en Baracaldo el 2 de abril de 1925. Después de estudiar ingeniero de minas comencé a trabajar en Altos Hornos de Vizcaya. Conseguí entrar por mediación de mi padre que era el director del Sanatorio de Altos Hornos. Estuve en esta empresa durante año y medio trabajando en las baterías de cock, pero aquello no era lo mío. Entonces me marché a trabajar como director en una mina de hierro en Bilbao, la Mina Julia de Larraskitu. Esta explotación pertenecía a la empresa Explotadora de Minas S.A.. Además de esta mina me encargaron que llevara la Mina Malaespera de La Peña. La empresa Explotadora de Minas era propiedad de Altos Hornos y el Banco Bilbao.
Siendo director me dediqué por entero a la empresa trabajando desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde. Comía con el ingeniero en la misma mina.
Cuando llegué a la Mina Julia había ciento ochenta y tantos operarios, y cuando se cerró estábamos ochenta. La empresa además de las oficinas en la propia mina tenía oficinas en Bilbao, en la calle Henao.
Era una mina subterránea de carbonato de hierro. El mineral de hierro había que calcinarlo, y para ésto teníamos unos hornos de calcinación. El mineral tenía un 31 por ciento de ley de hierro. Después de someterlo a los hornos de calcinación obteníamos un 52 por ciento de ley de hierro. Todo este mineral se lo vendíamos a AHV a un precio fijado por él.Si bien es verdad que algún momento llegamos a vender algo a Alemania y Holanda. En cuanto a AHV, lo que pasaba era que pagaba con mucha irregularidad. Lo justificaba diciendo que las cosas no iban bien, o que el mercado internacional estaba difícil, ect. Al estar la empresa controlada por AHV teníamos que achantar en todo.
El único problema que tenía este mineral venía dado por su elevado nivel de azufre. En Vizcaya las empresas más importantes eran la Orconera, la Franco-Belga y luego estaban otras como la nuestra, o la Mina Abandonada, propiedad esta última de la familia Lezama Leguizamon. Luego, por detrás de éstas, estaban otras a un nivel menor.
Teníamos un pozo maestro de 260 metros de profundidad y extraíamos todo por este pozo. Empleábamos un procedimiento tradicional que lo modifiqué por un , consistente en utilizar unas palas autocargadoras de aire comprimido. La tecnología que utilizábamos era bastante buena comparándola con la de otros países.
Al frente de la empresa estaba el clásico hombre millonario de Neguri, apellidado Aburto. No tenía ninguna función concreta y aparecía de vez en cuando por la oficina. Cuando aquello la gente millonaria de Neguri dominaba todos los puestos sin atenderlos y el segundo de abordo en las empresas era el que pringaba en todo. Yo tenía por debajo a tres facultativos de minas a cuyo cargo estaban los encargados. Aunque metía las narices en todo, era una dirección de mono, casco y linterna.
Después de trabajar en esta empresa, pasé a trabajar en otras minas en Gallarta, propiedad de AGRUMINSA, también en las minas de Cabácerno (Santander) propiedad de la Orconera.
En definitiva, cuando llegué a Gallarta estábamos en plena decadencia de la minería. El yacimiento estaba muy trabajado y la mina se había venido explotando desde principios de siglo. Durante el franquismo la minería del hierro había llevado los precios del lingote a niveles muy bajos como consecuencia de que el mineral era barato. Se trataba de un negocio que había pasado a ser tercermundista.

CONFECCIONES ZUBIRI

Mi nombre es Sabin Zubiri Sánchez y nací en Bilbao en 1919. Pertenezco a una familia de 17 hermanos. Estudié en Madrid los estudios de Técnico Ortopédico
Mi padre Vicente Zubiri Orduña comenzó a trabajar como aprendiz en la tienda de tejidos Aldazabal ubicado en la calle De la Cruz. En esta tienda aprendió el negocio de la venta de ropa. Después de aprender el oficio se puso por su propia cuenta en la calle Tendería. Mi padre comenzó pronto a realizar viajes a París en busca de telas de grandes calidades. Inicialmente el negocio se orientó hacia la corsetería y lencería (fajas, ceñidores para estilizar la figura y corsés para afinar la cintura).
La guerra civil truncó la marcha del negocio. Debido a la pertenencia de mi padre al Partido Nacionalista Vasco toda la familia se trasladó a Iparralde, concretamente a Cambo. Mi padre murió en el exilio. En 1939 conseguimos volver a Bilbao y comenzar con nuestro negocio en la calle Artekale. Después de realizar la mili en Africa me incorporé al negocio familiar. En los años siguientes en la tienda se popularizaron los artículos de nylon. Me casé con Josune de Cearra.Por mi pertenencia al Partido Nacionalista estuve siempre bajo vigilancia. En 1970 abrimos otra tienda en la calle Ercilla. En la tienda de las Siete Calles lo peor fueron las inundaciones de 1983.

EUSKALDUNA,S.A.

Me llamo Joan Castells y nací en Barcelona en 1914. Tuve que empezar a ayudar a mi madre porque me quedé huérfano de padre. Llegué a Vizcaya en 1928. A mi padre le mataron en 1917 en la huelga de las ocho horas que se realizó en Barcelona. Con 14 años vine a Sodupe a casa de un familiar de mi madre. Por mediación de estos parientes pude entrar a trabajar en la fábrica La Conchita de Sodupe. En el año 1934 tuve que ir a la mili. Me enviaron a la Marina de Guerra, al acorazado Jaime I. Estando de permiso en Sodupe estalló la Guerra Civil española. Al estallar la guerra me incorporé en un Batallón de la UGT. Al haber estado en la Marina nos dejaron a la espera de incorporarnos a los Bous que estaba artillando el Gobierno Vasco. A la espera de ser llamado y estando como delegado de la UGT comencé a trabajar de nuevo en La Conchita. Era verano y las condiciones de salubridad eran pésimas. El yute de la fábrica produce un polvillo que tarde o temprano te ocasiona la enfermedad de silicosis. Para denunciar aquello organizamos una huelga quejándonos de las condiciones de higiene. Cuando subimos a las oficinas a reclamar, el cabrón del ingeniero nos dijo,<...usted sabe que el yute trabaja en húmedo y si abren ustedes los bastidores se seca el yute y no se puede fabricar..>, y yo le dije, <... si usted no abre las ventanas los que se van a secar serán los obreros >. Con ésto, me largué y siguió la huelga. Al poco tiempo me llamaron para incorporarme al frente. En la retirada de Elorrio caí herido y me enviaron al Hospital de Basurto y de allí a Valdecilla en Santander. Tenía todo el cuerpo paralizado. Vinieron conmigo mi madre y mi hermana, y ellas me evacuaron a Ribadesella. Cuando acabó la guerra a mi hermana por ser roja le ocurrió lo mismo que a mí. Nos enviaron a los dos a la cárcel. A ella, a la cárcel de mujeres. Al salir de la cárcel mi hermana comenzó a trabajar en casa de unos señores en la calle Elcano. El señor de la casa era accionista de Euskalduna. Cuando salí de la cárcel mi hermana me encontró trabajo en esta empresa. Le pidió al señor de la casa que me diese trabajo. Fui con él en coche hasta la fábrica, y éste le pidió al gerente que me colocaran en algún puesto. Como había sido marino me contrataron.
Me colocaron para trabajar en el cierre de los tanques. La jornada era de ocho horas pero teníamos que meter dos horas para ganar algo más. Empecé ganando nueve pesetas cincuentas céntimos al día. No se pagaban los domingos ni los días festivos. Yo vivía en el barrio de Irala e iba hasta el Astillero andando. Tuve opciones de poder cambiar a La Naval, pero para qué, además la fábrica estaba más lejos. Los jornales eran míseros. También tuve ocasión de entrar en Firestone y en la Harino Panadera, pero no me marché.
Durante la Dictadura de Franco pertenecí a la UGT en clandestino. Cuando aquello lo único que hacíamos era boicotear al Régimen. Eran movimientos subversivos. Una día a los obreros nos quitaron las dos horas extraordinarias y a los empleados les pusieron dos pagas. Con aquel pretexto nos fuimos a la huelga. Cuando aquello estaba de obispo en Bilbao un tal Morcillo que denunció el caso de como nos habían dejado sin las horas. Se examinó la cuestión y la empresa readmitió a los despedidos y ganamos la partida. Fue la única vez que el obispo nos sacó la cara. Posteriormente, hubo más huelgas. Entre ellas estaban las que se hicieron los primeros de mayo durante los años 1941-1944. Con el franquismo floreciente, aquellas huelgas se hicieron con dos pelotas. Hubo despedidos, deportados a Palma de Mallorca, Valencia,....Todo ésto, porque había chivatazos. En estas redadas no caí, pero si cayeron amigos míos. Cuando aquello se organizaba con la consigna <....mañana no se trabaja, ..... venid y coged la chapa pero no se trabaja ...>. En la fábrica había confidentes. No tenían un puesto concreto, estaban en la Enfermería, en la Oficina, pero su misión era controlar a la gente.
La fábrica tenía entre unos mil o dos mil obreros. Durante la Segunda Guerra Mundial se trabajó a tope. Cuando comencé a trabajar se estaba construyendo el Calvo Sotelo. En los años cuarenta había trabajo a tope.
Posteriormente, en los años setenta, vinieron años malos. Cuando no había trabajo en un barco nos mandaban al barco-depósito. En este barco había veces que se alcanzaron los quinientos tíos, todo ellos sentados sin trabajar. Comenzó a haber exceso de personal, pero en las demás empresas pasaba lo mismo.
Se construyeron barcos para Argentina, Méjico y Japón. Además de construirse barcos también se hacían reparaciones. Cada dos años se hacía un barco nuevo. Se reparaban barcos de la compañía Transatlántica, Pinillos, Mediterranea, y otras.Se construía para todos los sitios.Para Argentina se construyó una flotilla.
La chapa se la comprábamos a Altos Hornos. Fabricando barcos además de Euskalduna estaba La Naval de Sestao que tenía unas instalaciones mejores que las nuestras. Había veces que se mandaban barcos desde Euskalduna a La Naval para ser terminados. La Naval producía más y tenía más grúas. En general estaba mejor montada que nosotros. Ellos para montar un barco utilizaban cuatro grúas y nosotros dos.
En cuanto a la dirección yo recuerdo a Elisardo Bilbao, un director muy bueno. También recuerdo en la dirección a Elías de Santa Ana y un tal Pombo. Este último era un ingeniero que se opuso al Consejo de Administración diciendo que había que acordarse del obrero. Y en ésto, Elías al que le llamábamos "el pájaro negro", le dijo a Pombo, <..luego les cortas las orejas tú..>. Después de Elisardo estuvo un tal Castellanos.

TALLERES DE ZORROZA


Nací en Baracaldo en 1903 y me llamo José Angel Pascual. Con 24 años entré a trabajar en Talleres de Zorroza ganando cuatro o cinco pesetas al día. Hacíamos sobre todo grúas y calderas. Al frente de la empresa estaba un tal Ortiz. Este hombre bajaba de vez en cuando al taller a darse unos paseos.
Esta empresa pertenecía a la casa matriz que era la Sociedad Española de Construcciones Metálicas. Esta sociedad tenía fábricas en Madrid, Gijón y Linares.
Después de la Primera Guerra Mundial hubo una huelga muy fuerte porque nos querían bajar el sueldo. Después vinieron los años malos antes de estallar la guerra española. En los años treinta fuimos a la huelga. Cuando aquello estuvimos cerca de tres o cuatro meses de huelga.La empresa estaba formada por una Sección de Calderería, Fundición y Mecánica.
En la fota aparece en la parte superior izquierda, en la interseccion de la ria del Nervión con el rio Cadagua, los talleres de Zorroza

EUSKALDUNA, S.A.



Soy burgalés y nací en Quincoces de Yuso en 1904. Mi nombre es Pedro Sáez Ortiz. Vine a Vizcaya con 16 años y entré a trabajar en un taller en Elorrieta perteneciente a la empresa Euskalduna. Lo tuve que dejar para ir a la mili. A la vuelta me reincorporé de nuevo a la empresa. Este taller debía haber pertenecido anteriormente a La Maquinista.Yo trabajaba de estampador. En el taller hacíamos tuercas, remaches y tornillos para barcos. En el 1927 dejé la fábrica Euskalduna y entré en el cuerpo de la Guardia Civil.
Desde los años treinta Euskalduna tenía en funcionamiento una Escuela de Aprendices. Estaba reconocida oficialmente por el Estado y se podía ingresar a partir de los 14 años. Al principio para acceder a ella era como requisito indispensable tener un familiar en la empresa y conocer por los menos las cuatro reglas básicas.
En Euskalduna comencé ganando de pinche cinco pesetas pero luego al poco tiempo me incrementaron el sueldo hasta las ocho pesetas. En esta fábrica un trabajador no pasaba de ganar ocho pesetas. Como se ganaba más en la Guardia Civil, me marché. Además yo era hijo del Cuerpo. Cuando estaba en Euskalduna, con ocho pesetas tenía para un ritxi de pan que costaba diez céntimos y un vaso de vino que costaba otros diez céntimos. En el taller en el que estaba yo debíamos ser unos ciento y pico operarios, pero en total en el Astillero estabamos unos mil y pico. Nosotros no teníamos fundición, comprábamos la varilla a AHV y con nuestras prensas, enroscadoras y estampadoras hacíamos los tornillos. Además de lo que fabricábamos para el Astillero también producíamos escarpias para el tendido ferroviario. Bueno,yo dejé aquello en 1927 para marcharme a la Guardia Civil.

TALLERES PRADERA HERMANOS (Bilbao)

Nací en la zona de Astillero, provincia de Santander, el 31 de marzo de 1924. Mi nombre es Emilio Gómez Rodríguez. Después de realizar estudios primarios comencé a trabajar en Santander ganando una peseta diaria. De allí, marché a trabajar a Llodio a la empresa Aceros de Llodio, en la que estuve dos años. Luego, me pasé a un taller propiedad de Hermanos Pradera localizado en el barrio bilbaíno de Recalde. Se trataba de un pequeño negocio familiar en el que trabajaban ocho trabajadores de los que cuatro eran socios.
Cuando aquello había trabajo a punta pala. Una vez que empezabas a trabajar en una fábrica te marchabas de ésta habiendo aprendido un oficio.En Pradera Hermanos estuve dos años y me llegaron a poner de encargado. El encargado en aquellos tiempos tenía que trabajar como los demás y metía horas extraordinarias como el resto. Yo siempre he ganado más de lo marcaba la Ley. La empresa Pradera Hermanos era de cuatro socios. Era una empresa pequeña en la que se fueron marchando los socios hasta quedarse uno sólo. Allí se hacían modelos de madera para las fundiciones. Los modelos se hacen cuando una pieza de una máquina se rompe y hay que hacerla nueva. A nosotros nos encargaban hacer el modelo de la pieza en madera. Trabajábamos sobre todo para grandes troquelerías: Mecaner de Urduliz. La madera se la comprábamos a la Serrería de Acha y Zubizarreta. En cuanto a maquinaria, teníamos todo lo que pueda tener una carpintería industrial.
Había mucho trabajo, se trabajaba incluso los domingos cuando había prisa.

BABCOCK WILCOX (Galindo, Sestao)




Me llamo Emilio Ubierza Pérez y vine a este mundo el 21 de noviembre de 1933, en Bilbao. Estudié en la Escuela de Peritos Industriales de La Casilla. Cuando estaba acabando los estudios me llamaron para trabajar como ingeniero en la empresa Babcock Wilcox de Galindo. Se trataba de una empresa de aproximadamente 4.500 trabajadores. En principio me mandaron a la Oficina Técnica. Lo nuestro era realizar el seguimiento de las labores realizadas por los delineantes y la supervisión de la ejecución de la obra en el taller hasta llegar al trabajo final.
Entrábamos a trabajar a las nueve de la mañana, comíamos en el comedor de la fábrica y salíamos a las cinco y cuarto de la tarde. Cuando aquello se trabajaban los sábados. Nosotros, los de la Oficina, no metíamos horas y cuando las metíamos, no nos las pagaban. El primer año percibí 2.800 pesetas al mes, es lo que marcaba la reglamentación de entonces. También había otros emolumentos internos como eran las pagas bimensuales, pagas cada dos meses y unas medias pagas que eran adicionales a ésto.
La Babcock contaba desde 1927 con una escuela de aprendices. Se ingresaba en esta escuela mediante un examen, teniendo preferencia los hijos de los empleados. Luego estos estudios se revalidaban en la Escuela de Maestría de Baracaldo.
Con sinceridad, yo a la empresa la veía como un organismo estatal, para hacer una vida profesional vegetativa. Eran unos años muy buenos, había mucho trabajo y había exceso de personal. La empresa era prácticamente como un organismo oficial, no había posibilidad de superación.
La actividad principal era la fabricación de tubo de acero estirado.Cuando aquello éramos el número uno en España, con una cartera de pedidos fabulosa y una lista de espera del mismo orden. El tubo de acero era nuestro producto estrella. En un segundo orden, estaban las calderas del tipo Tin-blon y las calderas Babcock Wilcox. Y en tercer orden, estaban las grúas, buena parte de ellas se las vendimos a la Junta de Obras del Puerto de Bilbao. Cuando aquello no teníamos prácticamente competencia. En grúas empezaron a salir cuando aquello las de la empresa Urbasa, Elevación y Maquinaria, y también las de IMA. En locomotoras y motores marinos los otros dos grandes fabricantes españoles eran La Naval de Sestao y La Maquinista Terrestre Española. Mientras que en tubos y botellas de presión no había nadie. En los tubos éramos el principal fabricante de España. En mecanización y forja había algunos talleres importantes como el de Mecánica de la Peña. En aquellos años no había competencia, se necesitaba de todo, eran años de esplendor. Se compraba todo lo que se fabricaba. Se ganaba dinero con todo.
El presidente era José Luis Torrontegui y por debajo de estaba el Comité de Dirección que lo componían los Directores de Sección: Fabricación, Forja, Maquinaria y otros. En la empresa estaba todo muy jerarquizado y escalonado, no se tenía ninguna capacidad ni autonomía para hacer nada. En la fábrica era un número más con ninguna capacidad de decisión y sin ningún tipo de ambición. En cada Sección trabajaban ingenieros, peritos y delineantes. En toda la empresa podían trabajar alrededor de cuarenta ingenieros. La fábrica tenía oficinas en Madrid y creo que otra en Lisboa.
En la Sección en la que estaba se fabricaban motores marinos y camiones. Luego me pasaron a la Sección de Planificación y Control de Producción. Me dedicaba a elaborar los planes de trabajo para un tipo de obra, realizando un estudio de horas, momentos, tiempos, y todo el proceso a seguir.
La Babcock nunca tuvo restricciones eléctricas, ni falta de suministros. Empresas como ésta tenían privilegios por sus compras masivas y no había dificultades en el acopio de materias primas. Si en esta empresa se hubiera tomado alguna previsión por parte de la Dirección no hubiera pasado luego lo que pasó.La Dirección realizó previsiones a corto plazo. No se investigaba. No se pensó en modernizar debido a que sobraba la mano de obra y era barata. Estábamos cerca de 5.000 personas.La tecnología que utilizábamos pertenecía a la Babcock americana.
En la foto inferior el Ministro de Trabajo Jose Antonio Giron visita la fábrica en 1942. La foto superior corresponde a una visita realizada por el General Franco el 20 de junio de 1944. Y por último, la foto de la izquierda se trata de una visita realizada por el Principe Juan Carlos el 11 de junio de 1944

SENER, S.A.



Me llamo Enrique Sendagorta Aramburu y nací en Plencia en el año 1924. Estudié en las Escuelas de Plencia y luego en la Congregación de los Hermanos Lamenais. Cuando estalló la Guerra Civil tuvimos que marcharnos de Plencia porque mi padre estaba perseguido y nos fuimos a Vitoria. En esta ciudad mis padres me buscaron el colegio de los Marianistas de Vitoria. En 1937 regresamos a Plencia. El bachillerato lo hice en el Colegio de Los Agustinos de Las Arenas. Años más tarde nos trasladamos a Madrid y comencé mis estudios en la Escuela de Ingenieros Navales. Realicé el servicio militar en la Milicia Naval Universitaria y navegé en el buque de guerra minador , y en el crucero . Como ingeniero de la Armada en prácticas estuve en el Arsenal de La Carraca.
Obtenido el título comencé a trabajar en La Naval de Sestao en el departamento de montaje y pruebas de grandes motores diesel. Estuve en la puesta en funcionamiento del motor Sulzer RD-72, el de mayor tamaño fabricado en España y con destino a la Naviera Aznar y al buque . En 1950 me casé. En 1951 me nombraron director de la Oficina Técnica de Buques, en sustitución del ingeniero bilbaino Gregorio López Bravo.
A mediados de los años cincuenta me asocié con Alberto Erhardt, empresario fundador de la Mecánica de la Peña, para crear una ingeniería técnica industrial y naval. El 15 de junio de 1956 nació SENER, S.A. con una plantilla de 12 personas y oficinas en la calle Ercilla. En 1957 alquilamos el Astillero de Juan Cruz Celaya e Hijos y SENER construyó varios barcos. Dos años más tarde, Alberto Erhardt salió de la ingeniería y entró mi hermano Manuel.
En 1965 SENER trasladó sus oficinas al antiguo Colegio de los Agustinos en Las Arenas (Getxo). En Madrid se abrió una sucursal en el Parque de las Naciones y posteriormente en el edificio Windsor. El 23 de mayo de 1972 se le concedió a Iberduero la construcción de una Central Nuclear en Lemoniz. En un concurso, Iberduero concedió a SENER el 90 por ciento de la ingeniería de la Central. La ingeniería amplió su plantilla a 1.200 personas.
En 1983 SENER se incorporó al proyecto aeronáutico Eurofighter (avión del combate europeo) y creó la empresa sociedad Industria de Turbopropulsores (ITP). En 1991 se construyeron las instalaciones en Zamudio.
En 1960 el Gobierno me nombró Director General de Comercio Exterior. Cuatro años más tarde fui nombrado consejero director general en La Naval. En los años siguientes se inició la construcción de petroleros. En esos años me nombraron consejero de las navieras Marítima del Norte, Naviera Artola y la Naviera Vizcaína. En 1970 me nombraron presidente de la recién constituida sociedad Refinería de Petróleos del Norte, S.A. (PETRONOR). En 1976 accedí al mundo financiero con el nombramiento de consejero delegado del Banco de Vizcaya. En 1978 me nombraron vicepresidente, y en 1983 presidente del Banco de Financiación Industrial (INDUBAN), filial del Banco Vizcaya.

ECHEVARRIA, S.A.


Mi nombre es Pedro Martínez Altuna y nací en Bilbao en 1909. Después de realizar los estudios primarios comencé a trabajar a los dieciséis años como pinche en la empresa Echeverría. Me pusieron en una máquina muy grande para hacer clavos para el ganado. Luego me pasaron al taller y estuve en una máquina cepilladora para el desgaste y acabado de piezas. Recuerdo que comencé ganando cinco pesetas, pero a los cinco años de estar en la fábrica Echevarría y con la muerte de mi padre me marché a trabajar a la Ferretería Garay, Hernán y Cía, en el número 18 de la calle Henao.
Cuando entré en la fábrica Echevarría, la que estaba detrás del Arenal, todavía no se había construido la fábrica de más arriba, la de Begoña. Estábamos unos cien obreros entre hombres y mujeres. Allí se hacían tachuelas y herraduras para el ganado. La fábrica no tenía fundición y le comprábamos la varilla en rollos a Altos Hornos de Vizcaya. Cuando aquello la fábrica vendía todo lo que producía. El director era un tal Guinea.
Luego comencé a trabajar en la Ferretería de Garay. Allí trabajábamos unos cinco o seis operarios. En la oficina estaban cuatro y en el almacén dos. Cuando vino la Guerra Civil española no tuvimos que marchar todos al frente. El dueño de la ferretería se quedó el sólo con un pinche. Después de la guerra, a los cuatro años de haberme marchado me incorporé de nuevo a la ferretería y continué trabajando allí hasta jubilarme